¡Hola!
Aquí estoy después de un tiempo. Sé que he tardado en venir... y es que no sabía qué decir, a qué referirme, sobre qué opinar... y no es que no tenga nada que decir, al contrario. Hay tanto que ver y que pensar en el día a día, tanto... que cansa.
Con la cantidad de información que recibo mediante los noticieros, las redes sociales, las conversaciones que escucho sin querer, no puedo evitar un sentimiento de hartazgo.
Me cansa la gente intolerante, que se cree dueña de la razón y que no escucha a nada ni a nadie.
Estoy harta de la gente que no comprende que una conversación es de dos... y que no deja hablar a su interlocutor, y levanta la voz para que no se atrevan a interrumpirla.
Me fastidia la gente que tiene una opinión para todo, y la expone como si fuera la más experimentada del planeta.
Me aburren las personas que tratan de llamar la atención a como dé lugar, a veces con frases que solo ellas encuentran graciosas, y que no tienen ni puñetera gracia. Otras veces dándote golpecitos en el brazo, tratando de forzarte a que rías con ellas.
Me hastía la gente que se mete en las conversaciones de los demás, y opina sin saber de qué se está hablando.
Me molesta la gente que habla "de oídas" como si fuera una verdad absoluta, como si hubieran sido testigos presenciales de hechos que ni ellos mismos entienden.
Me pone de mal humor la gente que juzga basándose en una sola versión de la historia, la que le han contando, no la que ha comprobado. Es decir la gente que juzga sin saber de la misa la mitad.
En fin, que día a día hay algún motivo por lo que sentirse cansada, hastiada, aburrida, molesta... pero afortunadamente solo es un momento. Todos los días tropiezas con gente así, pero su interacción contigo dura lo que tú le permitas... nada mas, ni nada menos.
Y si algún día tropezáis conmigo, y notáis que estoy en uno de esos grupos, por favor, sacadme inmediatamente de allí. Tampoco a mi me permitáis nada de eso.
Ah, y dadme un tirón de orejas.
