martes, 18 de septiembre de 2018

Hasta siempre, Orión



Abro los ojos y un ramalazo de tristeza me invade...

Ayer por la noche me enteré que te has ido mi niño... a esos mundos que no vemos con estos ojos humanos... y no puedo evitar que una lágrima recorra mi mejilla izquierda... la primera de muchas que saldrán como desahogo... aunque sé que ahora estás bien.  Tu madre, Mixa, debe haberte recibido entre maullidos y lametones. Tus hermanas Mota y Sasha habrán salido a tu encuentro con curiosidad, quizá sin recordarte mucho, ya que fuiste adoptado de bebé.

Mi Orión, mi Ori, mi niño negro con un dedito blanco. Naciste en esta casa, desde la que te estoy escribiendo como despedida y tuviste una vida  maravillosa, con una familia de lujo, viajando, disfrutando, siendo querido y mimado.  Igual por eso no me preocupé más que lo justo por saber de ti, porque sabía que estabas bien, que eras feliz, que gozabas de la buena gente que te rodeaba y de tu compañera perruna "Socia", que debe estar echándote de menos muchísimo.

Me quedo con las cosas buenas, mi querido "Dedito" (que fue el sobrenombre que te puso tu hermanito humano), me quedo con el recuerdo de tu nacimiento, de tus carreras por esta casa, de verte feliz corriendo por el campo detrás de alguna mariposa, de ti durmiendo a mi lado cuando estaba de visita en tu casa... me quedo con tu mirada que aparentaba indiferencia pero que lo captaba todo...  me quedo con que fuiste muy, muy feliz, y eso calma un poquito mi pena.

Adios, mi querido niño bueno... o mejor dicho, hasta luego... hasta que nos volvamos a ver.

Te quisimos desde que naciste... te queremos y te seguiremos queriendo siempre.

viernes, 19 de enero de 2018

Hasta siempre, Sasha






"No preguntes por quién doblan las campanas... están doblando por tí".

En este doloroso momento se me ha venido a la cabeza esa famosa frase de ese famoso libro... y si mi niña, las campanas doblan por ti... las campanas de mi alma, en la cual te metiste de lleno desde el día que naciste.

Mientras escribo estas líneas las lágrimas no paran de salir... sé que luego celebraré tu vida, pero hoy solo puedo llorar tu partida.

Elegiste la fecha precisa como para que no te olvidemos, pero nena... ¿cómo te vamos a olvidar?.  Jamás, mientras viva, olvidaré esa carita preciosa,  rara, única... no olvidaré esos grititos que dabas a modo de maullido, esos ronroneos ruidosos, ese andar elegante cruzando las patitas delanteras, como toda una top model, esa manera de interrumpir mi trabajo queriendo jugar con las cuentas y los cordones. No mi chiquitina, no te olvidaría así quisiera... y no quiero.

No te gustó nada que tu hermana Mota, tu compañera de fatigas, se fuera antes que tú, hace pocos meses. Ahora estarás con ella, echándole broncas como siempre hacías, y con Mixa como árbitro de vuestras disputas. Me las imagino recibiéndote. Me imagino una cama enorme donde saltarás feliz, solo que mis manos no serán las que agiten esas sábanas para que puedas jugar... no por el momento.

Te salvamos de una muerte segura unos días después de nacer, te alimentamos a biberón y saliste adelante... y nos regalaste casi 12 años de puro amor. Siempre te decía "¿Cómo puede caber tanto amor en un cuerpecito tan pequeñito?"... y cabía, vaya si cabía, para dar y tomar.

Hoy me ha costado entrar al salón, porque sabía que no estarías para recibirme en el mueble de la entrada, con ese particular maullido y esa carita preciosamente rara. Sé que dentro de un tiempo me vendrá tu recuerdo y sonreiré ya sin lágrimas al recordar tus saltitos, tus andares, tu mirada... aunque eso será dentro de un tiempo, ahora solo puedo escuchar dentro de mi esas campanas, que hubiera deseado suenen mucho más adelante.

Ay, mi pequeñita, cómo te vamos a echar de menos... cuánto te hemos querido y cuánto te queremos. Juega feliz por esos mundos que por el momento no conocemos... y espérame, que un buen día nos reuniremos.

Te llevas todo nuestro amor. Nos dejas todo tu amor.